¿Qué hacemos para reducir el déficit de talento en tecnología?
Tenemos un déficit en Colombia de personas especializadas en el área de tecnología y se habla de que para 2025 habrá un faltante de 200.000 especialistas en este campo, a no ser que trabajemos en solucionarlo.
En una época yo era el raro del salón porque me gustaba la programación. Hoy en día, el talento tecnológico es escaso y el problema es que cada año crece más la brecha entre oferta y demanda.
Las universidades no están graduando tantos ingenieros de sistemas como antes. Estudios recientes indican que los graduados en tecnologías vienen disminuyendo sistemáticamente y, aunque otras entidades académicas no formales incrementan sus aspirantes, todavía es insuficiente el número de personas dedicadas a la tecnología. No hay suficientes desarrolladores de software preparados para atender la propia demanda del país, por ejemplo. Y esto sin contar que, naturalmente, muchos de ellos, gracias a la globalización y a las ventajas ofrecidas, no trabajan para Colombia sino para otras empresas del mundo.
Se queda entonces desatendida una demanda interna que viene creciendo pues mientras que en 2016 se ofrecían, en promedio, 4,7 vacantes mensuales relacionadas con tecnología en las compañías con alta demanda tecnológica, ese promedio llegó a 5,9 ofertas mensuales en 2018. Una cifra que ya quedó superada este año por efecto del salto tecnológico que deben dar las empresas, todavía más apuradas en tiempos de pandemia.
¿Las consecuencias? Un país lento en su desarrollo, inmerso en prácticas anquilosadas y empresas más preocupadas de apagar el incendio que de lograr soluciones estructurales.
Un gana-gana para todos
Si bien el trabajo remoto se quedará para siempre, después de este 2020 las empresas con gran componente tecnológico deberían sentirse obligadas a derribar las barreras geográficas. No es necesario seguir buscando ingenieros o desarrolladores de software en la ciudad. A cambio, otras regiones e incluso países del mundo que podrían estar llenos de fuerza laboral preparada y deseosa de trabajar. Así que debemos abrir las fronteras de la mente y entender que los conceptos tradicionales de trabajo, orden, espacio, duración, control o resultados se están modificando estructuralmente, sin marcha atrás.
Adicionalmente, las empresas deben acelerar procesos de incorporación de nuevas tecnologías y formación de sus colaboradores. Un informe del Foro Económico Mundial señala que el 50 % de todos los empleados deberá recapacitarse para 2025 y entre las 10 principales habilidades necesarias está la adopción de la tecnología. El reporte concluye que una persona tarda entre uno y cinco meses en aprender esas nuevas habilidades. Así que fortalecer los conocimientos del personal del momento también apunta al objetivo.
Por otra parte, no podemos quedarnos quietos en los procesos de reentrenamiento, pero tampoco en la formación temprana. Los niños deberían estar aprendiendo más pensamiento crítico, resolución de problemas y creatividad. Incluso programación es una de las materias que ya debería estar incorporándose en los programas estudiantiles de los niños pequeños. Lograr que la gente se enamore de las ventajas de la ciencia, desde la primera infancia, debería ser un reto para padres e instituciones educativas.
Para lograr disminuir la brecha de la demanda de conocimientos en tecnología, todos los esfuerzos son bienvenidos, pero las políticas deben revisarse a todo nivel.
Recientemente, el Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones inició un proyecto para formar a 100.000 colombianos en lenguaje de programación, en un plazo de dos años. Sin embargo, es posible que no se haya considerado aún el efecto del éxodo de empleos y sus posibles consecuencias.
Nuevamente: ¿cuántos de esos jóvenes terminarán trabajando para empresas en el exterior? Y, por supuesto, no estoy proponiendo crear medidas para restringirlos. Al contrario, propongo no tratar de evitar lo inevitable, más bien enfocarse en responderle al país: ¿cómo jugar a favor y ganar?
Al fin de cuentas, será positivo contar con más talento colombiano capacitado y produciendo desde Colombia para empresas locales o extranjeras.
Por ello, es imprescindible poner sobre la mesa de los organismos gubernamentales y el sector financiero nuevas conversaciones sobre los mecanismos para facilitar procesos de contratación globales: tanto de colombianos hacia el exterior, como de extranjeros prestando servicios a empresas colombianas, en forma remota.
La sobrecarga tributaria para este tipo de intercambios, por ejemplo, solo refleja el atraso en que vivimos. Y vale recordar que nuestro país tiene fama de ser uno de los más complejos, administrativamente hablando, a la hora de establecer relacionales laborales internacionales.
En el mundo digital todos los días algo nuevo aparece y lo que se considera que es lo último hoy puede que no sea tan válido para el mañana, así que, ¡a movernos!